

Almorzamos en una cerveceria buenisima y barata, en un callejon, llena de italianos gritones. Milanesa con fritas!
Mas paseo por la via del Corso, muchisima gente paseando en sabado. Vuelta al hotel, ducha y a esperar el transfer, que al final fue un Mercedes 300 espectacular. La cagada es que nos dieron asientos separados en el vuelo, veremos si a bordo podemos cambiar con alguien.
Mañana reflexiones de los 35 dias, como anticipo: fue fantastico!